Las últimas notas de "Way down in the hole" se van deslizando, mientras nos disparan, una tras otra, distintas imágenes de esa ciudad que ya amamos y sentimos nuestra. Baltimore.
Rostros anónimos y otros que conocemos demasiado bien. Los recuerdos se suceden, la piel de gallina. Todo lo que han pasado. Todo lo que han hecho, o intentado hacer. Todo lo que hemos compartido. Todo lo que The Wire nos ha permitido ver. Lester, Kima, Prez, Herc, Carver, Bubbles, Daniels, Bunk... Y tantos otros. Podría seguir durante párrafos y párrafos. Hasta el último nos despierta una media sonrisa. Corner boys con sus camisetas blancas holgadas. Los que se han quedado por el camino, incluso ellos se nos aparecen cuando vemos a un niño esposado, escoltado por sendos policías. Y luego de repente la música acaba, igual que todo debe llegar a su fin, y aparece el último rostro.
Jimmy. McNulty. La mirada perdida. Medita. Igual que nosotros. Asimila. Y al fin vuelve a entrar en el coche, y cierra esa maravilla que es The Wire. "Let's go home", dice. Pero nosotros ya nunca podremos volver a casa. Nunca podremos volver a Baltimore, pues la quinta y última temporada llega a su fin, y después de tanto tiempo, nos hemos quedado huérfanos.
Por eso tuve que ponerme a escribir. Para mantenerlos vivos. Y quizá porque necesitaba comprender. Quizá desgranándolo de alguna forma podría llegar a explicar la grandeza de The Wire. Explicármela a mí mismo. Explicárme qué es lo que ha hecho David Simon.
Así que me autoimpongo la tarea. Pienso en qué enfoque darle. Qué es The Wire. Cómo ha conseguido transmitir a la vez tal grado de verdad, a la vez que una milagrosa épica cotidiana que ha impregnado de vida y grandeza a todos sus personajes.
Personajes. Decenas de ellos. Cada uno con sus matices, con sus miserias y sus momentos ocasionales de gloria. Eso es The Wire. No una serie de policías. No una serie sobre Baltimore. Ni un análisis del poder. Es una ventana. Un micro y poco más. Y la vida, al otro lado. Un reflejo deslumbrante de la sucia y gris existencia.
Así que ese será el principio. Descubrir por qué al escuchar el nombre de Omar Little incluso los más despiadados asesinos dudan. Intentar comprender por qué, como le dice a McNulty el sargento Landsman, si alguna vez yaciera en una esquina, con una bala en el pecho, desearía que fuera él quien acudiera a la llamada.
Y ahora los elegidos. Los protagonistas de las diez próximas entradas. Los que, espero, me ayuden a confeccionar un mosaico de la increíble historia ahora que todavía la tengo fresca, ahora que todavía tengo en la cabeza la ya mítica melodía que ha acompañado a esta serie desde su nacimiento, hasta su fin.
Quizá con un propósito egoísta, lo reconozco. Aprender. Aprender de lo que ha hecho Simon. No simplemente alabar (en este post era inevitable, aún tengo muy frescas las sensaciones del último capítulo), sino estudiar. Captar los detalles, las aristas que conforman esos seres de carne y hueso que consiguen sin duda traspasar la pantalla. Y es que desde que acabé The Wire me planteo el proceso de creación de personajes de forma distinta. Todavía no he conseguido darle forma del todo a estos pensamientos, pero ahí están. Y si este análisis que se avecina me ayuda a hacerlo, aún tendré un motivo más para estarle agradecido a esta enorme serie.
De momento, para mantener una cierta emoción, tan sólo revelaré los tres primeros. Estos son, y serán, por orden, Bubbles, Stringer Bell y Bunk.
En pocos días me pondré con el primero. Todavía le veo arrastrando su carro por la acera mientras pregona su mercancía. Se aleja. Se pierde al doblar la esquina. Sigámosle.
Por eso tuve que ponerme a escribir. Para mantenerlos vivos. Y quizá porque necesitaba comprender. Quizá desgranándolo de alguna forma podría llegar a explicar la grandeza de The Wire. Explicármela a mí mismo. Explicárme qué es lo que ha hecho David Simon.
Así que me autoimpongo la tarea. Pienso en qué enfoque darle. Qué es The Wire. Cómo ha conseguido transmitir a la vez tal grado de verdad, a la vez que una milagrosa épica cotidiana que ha impregnado de vida y grandeza a todos sus personajes.
Personajes. Decenas de ellos. Cada uno con sus matices, con sus miserias y sus momentos ocasionales de gloria. Eso es The Wire. No una serie de policías. No una serie sobre Baltimore. Ni un análisis del poder. Es una ventana. Un micro y poco más. Y la vida, al otro lado. Un reflejo deslumbrante de la sucia y gris existencia.
Así que ese será el principio. Descubrir por qué al escuchar el nombre de Omar Little incluso los más despiadados asesinos dudan. Intentar comprender por qué, como le dice a McNulty el sargento Landsman, si alguna vez yaciera en una esquina, con una bala en el pecho, desearía que fuera él quien acudiera a la llamada.
Y ahora los elegidos. Los protagonistas de las diez próximas entradas. Los que, espero, me ayuden a confeccionar un mosaico de la increíble historia ahora que todavía la tengo fresca, ahora que todavía tengo en la cabeza la ya mítica melodía que ha acompañado a esta serie desde su nacimiento, hasta su fin.
Quizá con un propósito egoísta, lo reconozco. Aprender. Aprender de lo que ha hecho Simon. No simplemente alabar (en este post era inevitable, aún tengo muy frescas las sensaciones del último capítulo), sino estudiar. Captar los detalles, las aristas que conforman esos seres de carne y hueso que consiguen sin duda traspasar la pantalla. Y es que desde que acabé The Wire me planteo el proceso de creación de personajes de forma distinta. Todavía no he conseguido darle forma del todo a estos pensamientos, pero ahí están. Y si este análisis que se avecina me ayuda a hacerlo, aún tendré un motivo más para estarle agradecido a esta enorme serie.
De momento, para mantener una cierta emoción, tan sólo revelaré los tres primeros. Estos son, y serán, por orden, Bubbles, Stringer Bell y Bunk.
En pocos días me pondré con el primero. Todavía le veo arrastrando su carro por la acera mientras pregona su mercancía. Se aleja. Se pierde al doblar la esquina. Sigámosle.
Hola!
ResponderEliminarMe ha encantado tu post. Lo hemos incluído en el Estrellas Invitadas de esta semana de ¡Vaya Tele!
A ver si así más gente se anima a darle una oportunidad a la serie. 'The Wire' merece la pena, y mucho :)
Una gran entrada para una de las mejores series de todos los tiempos. Os seguiré a Bubbles y a ti...
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias a los dos por comentar, y a Kyra desde luego por incluirme!
ResponderEliminarOs espero en las siguientes entradas! Ya os adelanto que la próxima irá sobre Bunk, un hombre a un traje pegado xD
Me uno al aplauso, Jordi. Espero toda tu serie sobre "The Wire".
ResponderEliminarMe ha recorrido un escalfrío cuando leía esta entrada, hace muy poco que he terminado de ver The Wire, era una de esas series que siempre tenía pendientes y que una vez me decidí a ver intenté dosificar, precisamente porque me apenaba hacercarme al final y quedarme sin ella. Esta es una serie de grandísimos personajes, incluso muchos que aparecen de forma muy breve, como Mouzone. Incluso con la inclusión de los chiquillos en la cuarta temporada, al principio me olía mal y luego resultó que no solo construyeron unos personajes maravillosos, sino que todos ellos estaban increíbles y totalmente a la altura de los actores adultos.
ResponderEliminarAh! y como dices, uno no solo se acerca a los personajes, si no, en cierto modo, también a la ciudad de Baltimore.
Iré leyendo con detenimiento el resto de entradas sobre los personajes y dejando mi modesta opinión ;)
Perdón por esa "H" en acercarme xD Ha sido el gato que ha pasado sobre el teclado.
ResponderEliminarjajaj tranquilo por el lapsus. espero que disfrutes las siguientes entradas!
ResponderEliminarHola Jordi,
ResponderEliminarvoy por mi tercera revisión de The Wire, aparte de una época de selección de capítulos sueltos.
Como ateo, es lo más parecido a un libro sagrado que tengo.
Un par de notas:
- "rebelando", con v. Al final del escrito, penúltimo párrafo.
- Ayudaría que pongas los enlaces a las páginas dedicadas de los personajes a medida que los vas haciendo. Es decir, cuando hablas de Stringer, enlazar a la página que le has dedicado.
Un saludo. Todo lo que sea promover la mejor serie de la historia es bienvenido.
Respecto a las notas, la primera ha sido rápidamente corregida. Me intento esmerar en que no haya faltas, pero parece que ésa se me escapó xD
ResponderEliminarLuego, respecto a los enlaces. Me ha parecido interesante tu propuesta, y ya he actualizado este post con los enlaces para los tres personajes de los que prometo entradas. También miraré otros a ver si puedo poner más links y hacer más fácil navegar por este especial.
Sin embargo, tampoco es cuestión de reescribir este para que aparezcan todos, así que mi recomendación es que vayas mirando a la derecha de la página en el archivo del blog. Así verás el orden en que las fui publicando, que más o menos es mi orden de preferencia. Es personal, por supuesto, pero a lo mejor te hace gracia valorar si le das la misma importancia a algunos de ellos.
En fin, te espero por aquí! Y gracias por las sugerencias!
Jordi
The wire no toma el pelo a nadie, es un logro extraordinario, es real pero no por ello no es entretenida o emocionante
ResponderEliminarExcelentes todos los post de The Wire, aunque podrias hacer tambien uno sobre Frank Sobotka, el alma de la segunda temporada, o sobre Bodie, uno de los personajes mas emblematicos y de mis preferidos, fantastica su conversacion final con McNulty.
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