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Elizabeth Taylor (1932-2011)


Día funesto para el cine este 23 de marzo. Otra estrella más que se apaga. Más lejos quedan los años dorados en los que Hollywood era una fábrica de sueños, en los que allí residían dioses. Estos dioses viven hoy un lento crepúsculo, y tan sólo aparecen ya ocasionalmente en noticias como ésta...

Por suerte, siempre quedará su legado. Películas como "La gata sobre el tejado de zinc", "Gigante", "Quién teme a Virginia Woolf" o "Cleopatra" desfilarán por nuestras pantallas durante estos días. Así, dejará de importar quién fue, con quién o cuántas veces se casó. Entrará al fin en el Olimpo al que ya hace muchos años que pertenece.


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Tan poca vida

Novela imperfecta como un caudal descontrolado que arrastra a su paso ramas, escombros y a todo aquel que se cruce en su camino, con exceso de páginas, de sufrimiento, de personajes y de todo aquello que una gran y ambiciosa obra debe tener. Hanya Yanagihara (Los Ángeles, 1975) empezó a escribir una historia sobre cuatro amigos en Nueva York , sobre cómo evoluciona su relación a lo largo de los años, y finalmente consiguió todo lo que quería y mucho más. Cómo me gustan las historias que avanzan por caminos que inicialmente parecían claros, y que se tuercen, crecen y acaban siendo algo completamente distinto.  Jude, Willem, JB y Malcolm. Difícil olvidarlos si has recorrido las casi 1.000 páginas de este portentoso, extremadamente cruel y extremadamente bello libro. Antes de entrar al detalle sólo recuperaré las palabras con las que se suele promocionar Tan poca vida .  "La novela que hay que leer. Para descubrir... Qué dicen y qué callan los hombres" Eso

Desmontando a Hank Moody

Actitud chulesca. Labios fruncidos. Te mira como si supiera algo más que tú. Algo importante. Pero no sabe una mierda. Él mismo te diría que no hay nada que saber, que se ha tirado la vida buscándolo y al fin lo ha entendido. Que todo es inútil. Se las lleva a todas de calle, con su eterno gesto de hastío. Es el héroe del siglo XXI, el héroe de todos los tipos que sueñan con triunfar sin dar un palo al agua. Es el modelo a evitar, aunque todos lo quieren seguir. Es Hank Moody. Ningún hombre que haya visto Californication no ha querido ser él. Deteniendo su Porsche en cualquier semáforo de Los Ángeles, volviéndose hacia el coche de al lado, mirando por encima de tus gafas de sol al bellezón lleno de silicona que media hora después se revolverá entre las sábanas de su cama. Pero, inmersos en la cuarta temporada de las andanzas de este peculiar escritor, paremos un momento. Intentemos responder a la siguiente pregunta, si es que tiene una respuesta: ¿Quién o qué es Hank Moody?

Nathaniel Samuel Fisher Jr.

El hijo pródigo volviendo a casa. Así empieza Six Feet Under. Así conocemos a Nate, en el aeropuerto, volviendo a Los Ángeles para Nochebuena. Él ya ha recorrido el camino que su hermana Claire todavía ni se atreve a iniciar . Él ya se rebeló en su día. Escogió marcharse de casa y buscarse a sí mismo en otra parte, renegando del negocio familiar. Sin embargo, dos sucesos marcarán su vida desde el momento en que ponga los pies en su ciudad natal. Dos sucesos que lo cambiarán todo. Una muerte primero (su padre), y un nacimiento algo después (Maya) . Nate se ve arrastrado por una marea que le lleva por un camino que jamás habría elegido, pero que poco a poco va aceptando. Vamos viendo su evolución (el cambio de peinado a lo largo de las temporadas, perfecta metáfora) con cierta tristeza. Su inevitable madurez, la pérdida de una frescura que nos atrapó, que nos fascinaba. Veíamos su relación con Brenda, su resistencia a convertirse en su padre... hasta que ya no pudo más y se rindió.