Flann O'Brien (pseudónimo de Brian O'Nolan) es uno de esos escritores que se abren camino en la historia de la literatura por pequeñas ranuras o grietas casi insignificantes. El boca a boca le va colocando en el lugar que siempre ha merecido. El valor intrínseco de la prosa de este genio irlandés cala sin remedio en todo el que se detiene a leerlo con una mínima pausa. Comprendiendo su delicioso humor, su constante juego de espejos y su universo absurdo o descabellado o simplemente único.
"At Swim-Two-Birds" es, quizá, la mejor muestra de metaliteratura que encontrarse pueda. Divertidísima, surrealista hasta el extremo. Para leer una y otra vez, siguiendo por los más tortuosos caminos a personajes que atraviesan las páginas y se rebelan contra su autor, a héroes mitológicos o demonios civilizados, hados buenos e incluso a bastardos literarios. Figuras como Jose Luis Borges, Graham Greene, Dylan Thomas o James Joyce jamás cesaron de alabar la obra de Flann O'Brien. Con razón.
Intentar explicar de qué va "At Swim-Two-Birds" sería saltar al bando de los que lo etiquetan todo, de los que buscan siempre palabras clave para definir lo inclasificable. Sería como intentar explicar su mismo título. Esta es la versión formal, encontrada en las agitadas aguas de Internet: "Al parecer, procede de un topónimo gaélico irlandés que designa el lugar donde un héroe de las antiguas sagas mató a dos pájaros que estaban posados en el hombro de una amazona". ¿Explicación satisfactoria? Por supuesto que no. Sin embargo, cualquiera que haya leído el libro comprenderá que la búsqueda de esta explicación satisfactoria es el camino contrario al que nos propone Flann O'Brien.
¿Qué camino es este? Pues una montaña rusa incesante, sin pausa o lugar para la razón, para la cordura. Una delicia para el lector (y lo bien que se lo pasaría él escribiéndolo). El hecho de que haya libros así justifica la literatura. Es un libro que inspira, que abre puertas.
La historia de un universitario apático que pasa la mayor parte de sus días entre la cama y el bar donde despacha una buena media de pintas diarias, que se enfrasca en la creación de una historia sobre un escritor, Dermot Trellis, deriva en un ejercicio malabarístico literario sin parangón.
Personajes como el héroe mitológico Sweeney. Las antológicas discusiones entre el Hado Bueno y el Puca McPhellimey (un ser demoníaco) y su búsqueda casi bíblica del hospital donde nacerá el aberrante fruto de una pasión literaria. Y finalmente, la rebelión de sus creaciones contra el escritor Trellis, su venganza, su juicio...
Para qué seguir. Sólo repetiré una vez más: hay que leerlo. Y disfrutarlo, mientras brindamos con una de las indiscutibles protagonistas, la cerveza negra que impregna cada una de las páginas. Levantamos nuestra Guinness y agradecemos que existan libros como éste.
PD: Hay quien recomienda adentrarse en el mundo de Flann O'Brien a través de otra de sus obras, "El tercer policía". De hecho así lo hice yo. Sin embargo, ha sido este "At Swim-Two-Birds" el que me ha forzado a regresar al blog, e intentar hacerle justifica.
¿Qué camino es este? Pues una montaña rusa incesante, sin pausa o lugar para la razón, para la cordura. Una delicia para el lector (y lo bien que se lo pasaría él escribiéndolo). El hecho de que haya libros así justifica la literatura. Es un libro que inspira, que abre puertas.
La historia de un universitario apático que pasa la mayor parte de sus días entre la cama y el bar donde despacha una buena media de pintas diarias, que se enfrasca en la creación de una historia sobre un escritor, Dermot Trellis, deriva en un ejercicio malabarístico literario sin parangón.
Personajes como el héroe mitológico Sweeney. Las antológicas discusiones entre el Hado Bueno y el Puca McPhellimey (un ser demoníaco) y su búsqueda casi bíblica del hospital donde nacerá el aberrante fruto de una pasión literaria. Y finalmente, la rebelión de sus creaciones contra el escritor Trellis, su venganza, su juicio...
Para qué seguir. Sólo repetiré una vez más: hay que leerlo. Y disfrutarlo, mientras brindamos con una de las indiscutibles protagonistas, la cerveza negra que impregna cada una de las páginas. Levantamos nuestra Guinness y agradecemos que existan libros como éste.
PD: Hay quien recomienda adentrarse en el mundo de Flann O'Brien a través de otra de sus obras, "El tercer policía". De hecho así lo hice yo. Sin embargo, ha sido este "At Swim-Two-Birds" el que me ha forzado a regresar al blog, e intentar hacerle justifica.
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