Ir al contenido principal

Blonde


Marylin Monroe. La sombra del mito es tan amplia que cubre todo lo demás. Todo el mundo sabe quién es. Todos la han visto, todos la han juzgado y la mayoría conocen a grandes rasgos su vida. Ya es leyenda, pertenece a esos personajes históricos de los que se ha contado tanto, que jamás se sabrá la verdad. Su vida, su muerte, todo es hipótesis. Se dice que.

Antes que nada, reconoceré que las biografías no serían mi género preferido, ni mucho menos. Suelo huir de ellas y excepto la de Picasso por Norman Mailer y ahora ésta, ninguna que haya leído me ha dejado suficiente poso siquiera para acordarme.

Sin embargo, en cuanto supe que Joyce Carol Oates había escrito una novela sobre Marilyn Monroe, me picó la curiosidad, y no poco. Y es que la neoyorquina es sin lugar a dudas una de las mejores escritoras contemporáneas. Adoro su estilo sencillo, sus historia
 
s familiares enmarañadas que fluyen de forma deliciosa, permitiéndonos adentrarnos en el alma de unos personajes a los que siempre nos sabe mal abandonar. Qué fue de los Mulvaney es una de mis novelas preferidas, una de esas que recomendaría a todo el mundo una y mil veces.

Después de leer esta colosal obra de casi mil páginas, debo empezar mi crítica con un par de reflexiones. Primero, entiendo por qué la escritora ha escogido a Marilyn, o Norma Jean, por ser justos, como protagonista. Es hasta el último detalle una de sus heroínas. Una superviviente, una luchadora, golpeada por el mundo una y otra vez, pero siempre levantando la cabeza, siempre sonriendo. ¡Otra vez! ¡Puedo hacerlo mejor! 

La segunda reflexión es bien simple. A Joyce Carol Oates hay que leerla sí o sí. Y cuando está inspirada, como es el caso, todavía más.

Blonde, por entrar en materia, aunque intentaré dar los mínimos detalles para dejar que el lector pueda disfrutar tanto como lo he hecho yo, sigue la vida de Norma Jean Baker desde su infancia hasta el momento de su muerte. Son treinta y seis años condensados en esas mil páginas, muchas veces en primera persona, otras a través de testimonios de los que tuvieron el privilegio de tratar al que quizá sea el más genuino mito americano.

 
Pero lo que nos encontramos aquí no es un mito. De hecho al leerlo, a veces me daban ganas de volver a ver películas como Con faldas y a lo loco, porque en nada se parecen la deliciosa Sugar de la película con la muchacha deprimida e inestable que según el libro estaba interpretando el papel. Y es que ésta no es la historia de Marilyn Monroe, sino de la mujer que se escondía detrás. Más allá de las sonrisas, de los vestidos ceñidos o del cabello rubio. Al otro lado del espejo.
 
Esta es la historia de una niña sin padre, con una madre enloquecida y obsesionada con el mundo de Hollywood, una niña inocente que se ve arrastrada por el destino. Siempre, o casi siempre, se nos presenta a Norma Jean como una víctima en este novela. No sé hasta qué punto lo fue. De su madre, primero. De su familia de acogida después. Convertida en ama de casa a los dieciséis años, queriendo amar, queriendo ser amada, obsesionada por no defraudar.

 
Su innegable belleza la llevó por otros caminos, como todos sabemos. Descubierta por un fotógrafo con pocos o nulos escrúpulos, posando desnuda, luchando y humillándose (desgarradoras ciertas descripciones y situaciones, en especial la relacionada con ciertas aves disecadas) para conseguir una oportunidad en el mundo al que su madre jamás pudo entrar, y en el que espera inocentemente encontrar a su padre perdido. Triunfando, y lentamente desintegrándose a medida que aspira a ser algo más que un símbolo sexual.

Referencias a sus inquietudes artísticas, a los cuadernos que tenía llenos de poesías y anotaciones. Quizá pudo ser ese algo más. Nunca lo consiguió.

Pero en todos esos caminos, en su progresiva transformación (sublime la forma de describir a Marilyn Monroe como un simple personaje creado por La Productora, alguien que aparecía casi por voluntad propia después de sesiones maratonianas de maquillaje) siempre estaremos detrás de la máscara, como lectores sabremos lo que siente, lo que piensa. En los estrenos, en sus momentos cumbres (sus primeros papeles, Niágara sobre todo, sus matrimonios con Joe DiMaggio y Arthur Miller) y en los peores (los abortos y sus separaciones de los dos previos), sufriremos con ella porque somos ella, porque Carol Oates tiene el don de cogerte y zambullirte en el río de la vida de sus personajes, mezclándote con ellos y creyéndote uno más en su historia.

Sea más o menos cierto, aprendamos algo sobre Marilyn Monroe o no (es obvio que muchísimo), lo que sí vamos a hacer es disfrutar enormemente con un libro como Blonde, con un personaje inmortal, tan inocente y pura en su interior como deslumbrante y sexual por fuera. Dos personas. El mito de la Actriz Rubia y Norma Jean. Lo que ven los demás, y lo que somos. Aunque esto último sea casi siempre indefinible, y mucho más cercano a lo primero de lo que nos gusta creer.
 

Comentarios

  1. Hola, soy Sr. Watanabe del Blog Hablemos en Serie. Me gustaría que me dieses un correo para poder comentarte un nuevo proyecto que estoy poniendo en marcha, y en el que me gustaría que participaras. El mío es Diegocamin@hotmail.com. Un Saludo.

    ResponderEliminar
  2. hola te gusta lana del rey? pregunto por el nombre de tu blog
    saludos buen post :)

    ResponderEliminar
  3. Hace años leí con intensidad ¿Qué fue de los Mulvaney? de Joyce Carol Oates que merece el Nobel y tiempo después El conformista de Alberto Moravia,y sentí de alguna forma que eran la misma efigie multiplicada de una misma moneda. Pero solo lo recomiendo a gente con inquietudes,con aguante y madura.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Tan poca vida

Novela imperfecta como un caudal descontrolado que arrastra a su paso ramas, escombros y a todo aquel que se cruce en su camino, con exceso de páginas, de sufrimiento, de personajes y de todo aquello que una gran y ambiciosa obra debe tener. Hanya Yanagihara (Los Ángeles, 1975) empezó a escribir una historia sobre cuatro amigos en Nueva York , sobre cómo evoluciona su relación a lo largo de los años, y finalmente consiguió todo lo que quería y mucho más. Cómo me gustan las historias que avanzan por caminos que inicialmente parecían claros, y que se tuercen, crecen y acaban siendo algo completamente distinto.  Jude, Willem, JB y Malcolm. Difícil olvidarlos si has recorrido las casi 1.000 páginas de este portentoso, extremadamente cruel y extremadamente bello libro. Antes de entrar al detalle sólo recuperaré las palabras con las que se suele promocionar Tan poca vida .  "La novela que hay que leer. Para descubrir... Qué dicen y qué callan los hombres" Eso

Nathaniel Samuel Fisher Jr.

El hijo pródigo volviendo a casa. Así empieza Six Feet Under. Así conocemos a Nate, en el aeropuerto, volviendo a Los Ángeles para Nochebuena. Él ya ha recorrido el camino que su hermana Claire todavía ni se atreve a iniciar . Él ya se rebeló en su día. Escogió marcharse de casa y buscarse a sí mismo en otra parte, renegando del negocio familiar. Sin embargo, dos sucesos marcarán su vida desde el momento en que ponga los pies en su ciudad natal. Dos sucesos que lo cambiarán todo. Una muerte primero (su padre), y un nacimiento algo después (Maya) . Nate se ve arrastrado por una marea que le lleva por un camino que jamás habría elegido, pero que poco a poco va aceptando. Vamos viendo su evolución (el cambio de peinado a lo largo de las temporadas, perfecta metáfora) con cierta tristeza. Su inevitable madurez, la pérdida de una frescura que nos atrapó, que nos fascinaba. Veíamos su relación con Brenda, su resistencia a convertirse en su padre... hasta que ya no pudo más y se rindió.

The Good Wife, la buena serie

Hablar de series hoy en día es tan sencillo como superfluo y ventajista, en la mayoría de los casos. Alabar Breaking Bad, Mad Men, Boardwalk Empire o Treme, maravillarnos por las perlas inglesas (ojo al inminente estreno de la segunda de Black Mirror), es el equivalente contemporáneo a los que en el siglo XVIII te decían, tienes que escuchar a ese tipo, sí, ya verás, ese tal Mozart... Para las Grandes series, la cosa es tan sencilla como decir esto. Deja de leer, descarga los primeros cinco capítulos y míralos. Si no te ha enganchado, cosa bastante probable, dale algunos más. Luego vuelves, me das las gracias y me creo que este blog sirve para algo. Pero volviendo al ejemplo de Mozart, no todos los compositores son él. Otros se esfuerzan tanto o más en crear melodías deliciosas que pocas veces llegarán a nuestros oídos, o si llegan, será de pasada y ni por un casual se nos quedará su nombre. Diremos, "esto suena bien", pero pasaremos a otra cosa. La eterna maldic