Ir al contenido principal

"Death of a Client", la grandeza de un guión perfecto



Llevaba ya varios capítulos intuyéndose. Tantos detalles, tanta minuciosidad en las tramas, cuentas pendientes que asoman con una mirada, con un silencio, con una frase que se queda a medias, y que sólo los espectadores fieles comprendemos del todo. Podía haber elegido otro (el anterior mismo), pero lo hago con éste, el número 18 de esta soberbia cuarta temporada de una de las mejores series del momento. The Good Wife ha logrado, in my opinion, su capítulo perfecto.

Para los que lo hayáis visto, os invito a deleitaros conmigo con los detalles de una pieza de relojería que se puso en marcha hace ya muchos capítulos. Hay tantos detalles que podría relatar, una a una, las escenas de esta "Muerte de un cliente", con una sonrisa perpetua. Para los que todavía no lo hayáis hecho, y para todos, intentaré explicar por qué este capítulo en concreto me ha obligado a levantar la voz, una vez más, para alabar la que quizá sea la serie más difícil de recomendar. Pero quizá, también, la más gratificante de ver.




La parte procedimental brilla al máximo nivel

Es el mayor pero de la serie. Es el único motivo de que se le niegue un puesto al lado de las grandes. Ser una historia más "de abogados", con su caso diferenciado en cada capítulo, es en cierto modo un lastre. O lo sería si no tuviéramos muy a menudo joyas como la que nos ocupa.

El caso esta vez es tan sencillo como magnífico. Empieza con Alicia frente a una pantalla en la comisaría. Uno de sus clientes ha sido asesinado a tiros en plena calle. Quién es Matthew Ashbaugh. Interrogada por el agente al cargo sobre los posibles enemigos del difunto, nuestra protagonista reconoce que tenía demasiados. En el momento de su muerte, Ashbaugh tenía en marcha ni más ni menos que dieciocho litigios. Había llegado a denunciar incluso al departamento de policía. Tenemos ya montada una intriga que haría las delicias de la mismísima Agatha Christie.

Por supuesto, contar con John Noble como invitado estrella es un factor diferencial. No muy lejano a su Walter Bishop de Fringe, este actorazo nos regala una interpretación más que emocionante, con un final que desde luego no destrozaré aquí, pero que cierra con un broche de oro el capítulo. Los detalles, Bach, los encontronazos con sus demandados, cada segundo que lo tenemos en pantalla es una delicia. Lástima que al conocerlo sepamos ya cuál es su final.

Su última frase, explicando al fin por qué ha demandado a tantísima gente, es simplemente, genial. 


La batalla política llega a su clímax

Cena de gala del Obispo. Los dos candidatos a gobernador de Illinois, Peter Florrick y Mike Kresteva,  acuden con un único objetivo: conseguir una abrazo de su anfitrión  El que lo logre tendrá media carrera ganada, al contar con el voto de miles de católicos. Deben desplegar todas sus armas, su encanto, su presencia, y por supuesto, su astucia para hundir al rival a los ojos de su Eminencia, que premiará al perdedor con un triste apretón de manos.

Eli Gold en su salsa moviendo los hilos, la vuelta de Matthew Perry, la escena del lavabo (divertidísima). La trama subterránea de la serie, la que lo engloba todo y de la que disfrutamos con cuentagotas, se nos muestra en todo su esplendor. La guerra no ha hecho nada más que empezar, pero ya nos ha dado la primera gran batalla. Y si todas son como esta, que dure.

  

Los silencios hablan

No hay otra serie como "The Good Wife" al respecto. Sin una palabra, disfrutamos de una sutílmente magnífico triángulo amoroso en esa comisaría donde se desarrolla parte del capítulo. Resucitamos la relación que siempre definirá a Alicia, su amor imposible con Will, y su necesidad de que ambos lo superen, aunque interiormente desee todo lo contrario. 

La forma de presentarnos una relación que realmente jamás llegamos a ver, los flashbacks, magistralmente enlazados con el caso de Matthew Ashbaugh (que no olvidemos, es el centro del capítulo). La irrupción de Will en la comisaría, los gestos, las miradas, la presencia de Amanda Peet, como la antigua abogada militar Laura Hellinger, que se intuye como el tercer lado de ese triángulo...  

A este respecto, siempre nos dejan con ganas de más. Los guionistas lo saben y lo exprimen al máximo.Y por eso no despegaremos los ojos de la pantalla ni un minuto de lo que quede de serie. Porque si parpadeas, te perderás ese segundo que lo cambia todo.

Es la serie más divertida del momento

Tal cual. No hay una sola comedia en parrilla que me saque más sonrisas, o directamente carcajadas, que "The Good Wife". Para muestras, la ya mencionada escena del lavabo (insuperable, tanto por cómo se fragua como por su final, un diez para los guionistas), el enfrentamiento Alicia-Kresteva del principio del capítulo, cada aparición de Eli Gold, la extraña odisea de los hijos de Alicia, las reacciones del Obispo ante el continuo flujo de rumores que le llegan... Y para rematar, me dejo otra magnífica para el siguiente punto.

Kalinda ha vuelto


Al principio de la temporada cometieron un gran error haciendo irrumpir a su marido, con tramas que se alejaban completamente del estilo de la serie. Pero en algún momento lo comprendieron, y lo han arreglado con creces (sólo en esta serie podían deshacerse de un personaje así). Tan sólo con su primera escena en este capítulo ya me conquistó. Masajista terapéutica. Interesante. Recibe una llamada de Alicia. Ahora voy. Mira a su acompañante, silencio. Eso es "The Good Wife". Decir todo y no decir nada. Dar alas a nuestra imaginación

De la misma forma, el minuto que comparte pantalla con Cary es suficiente para rescatar una historia que aún nos tiene que dar muchos grandes momentos. Me encanta esta pareja. Por no hablar de que, como ocurre normalmente, es ella quien resuelve el caso. 

Los 43 minutos mejor aprovechados

Así es. Todo esto, cada pequeña trama, cada detalle, en una pequeña y deliciosa píldora de 43 minutos. No hay otra serie que aproveche mejor cada uno de ellos. Y aún me dejo mil cosas. Saint Patrick's, el borrachín de la comisaría, la gran decisión de Diane Lockhart... 

A la espera de que, en dos semanas, vuelva la serie con mejores guiones de la actualidad, este "Death of a Client" me ha hecho recordar por qué nunca me cansaré de recomendar esta serie. 

Eso es un guión de 10. 






Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo en que se trata de una de las mejores series del momento.

    Pero más que guión (indiscutiblemente bueno). Yo creo que el mérito de esta serie está en los hermanos Scott (ahora sólo Ridley). Es lo más parecido a ver cine que hay en la televisión. La música, fotografía, colocación de cámara, actorazos... algo de lo aprendido haciendo cine están plasmando en esta serie, y es que creo honestamente que Scott pone algo más que sólo dinero.

    Pero vaya, yo me quedo más con el 4x12 (Je ne sais what?), donde se muestra estupendamente la dinámica entre personajes. Además de la estupenda Tascioni.... No espera, el 4x11 con M.J. Fox y la química con Alicia en entorno rural... y su encantadora esposa. Aunque el 4x06 con el juicio militar y la presentación de la nueva fiscal también tiene su cosa. La jueza militar me trajo loco el capitulo entero... lo que dices de las miradas y silencios.

    Bah! Para no volverme loco. TODOS los capitulos están geniales. La verdad que esta cuarta temporada se está saliendo.

    ResponderEliminar
  2. No tengo más que felicitarte por esta fenomenal entrada sobre ese fenomenal Capítulo. Lo cierto es que cada episodio consiguen superarse de una manera sublime. Y con Death of a Client han conseguido tal grado de perfección que es casi pecado no rendirse a sus pies.

    Esta temporada está siendo soberbia, el único pero fue la historia de Kalinda, pero los King supieron darle carpetazo y demostrarnos por que The Good Wife es tan buena, por qué merece tantísimo la pena, por qué debería ser considerada como una de las mejores series de la actualidad, y todo eso a 42 minutos por semana.

    Un saludo^^

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Tan poca vida

Novela imperfecta como un caudal descontrolado que arrastra a su paso ramas, escombros y a todo aquel que se cruce en su camino, con exceso de páginas, de sufrimiento, de personajes y de todo aquello que una gran y ambiciosa obra debe tener. Hanya Yanagihara (Los Ángeles, 1975) empezó a escribir una historia sobre cuatro amigos en Nueva York , sobre cómo evoluciona su relación a lo largo de los años, y finalmente consiguió todo lo que quería y mucho más. Cómo me gustan las historias que avanzan por caminos que inicialmente parecían claros, y que se tuercen, crecen y acaban siendo algo completamente distinto.  Jude, Willem, JB y Malcolm. Difícil olvidarlos si has recorrido las casi 1.000 páginas de este portentoso, extremadamente cruel y extremadamente bello libro. Antes de entrar al detalle sólo recuperaré las palabras con las que se suele promocionar Tan poca vida .  "La novela que hay que leer. Para descubrir... Qué dicen y qué callan los hombres" Eso

Desmontando a Hank Moody

Actitud chulesca. Labios fruncidos. Te mira como si supiera algo más que tú. Algo importante. Pero no sabe una mierda. Él mismo te diría que no hay nada que saber, que se ha tirado la vida buscándolo y al fin lo ha entendido. Que todo es inútil. Se las lleva a todas de calle, con su eterno gesto de hastío. Es el héroe del siglo XXI, el héroe de todos los tipos que sueñan con triunfar sin dar un palo al agua. Es el modelo a evitar, aunque todos lo quieren seguir. Es Hank Moody. Ningún hombre que haya visto Californication no ha querido ser él. Deteniendo su Porsche en cualquier semáforo de Los Ángeles, volviéndose hacia el coche de al lado, mirando por encima de tus gafas de sol al bellezón lleno de silicona que media hora después se revolverá entre las sábanas de su cama. Pero, inmersos en la cuarta temporada de las andanzas de este peculiar escritor, paremos un momento. Intentemos responder a la siguiente pregunta, si es que tiene una respuesta: ¿Quién o qué es Hank Moody?

Nathaniel Samuel Fisher Jr.

El hijo pródigo volviendo a casa. Así empieza Six Feet Under. Así conocemos a Nate, en el aeropuerto, volviendo a Los Ángeles para Nochebuena. Él ya ha recorrido el camino que su hermana Claire todavía ni se atreve a iniciar . Él ya se rebeló en su día. Escogió marcharse de casa y buscarse a sí mismo en otra parte, renegando del negocio familiar. Sin embargo, dos sucesos marcarán su vida desde el momento en que ponga los pies en su ciudad natal. Dos sucesos que lo cambiarán todo. Una muerte primero (su padre), y un nacimiento algo después (Maya) . Nate se ve arrastrado por una marea que le lleva por un camino que jamás habría elegido, pero que poco a poco va aceptando. Vamos viendo su evolución (el cambio de peinado a lo largo de las temporadas, perfecta metáfora) con cierta tristeza. Su inevitable madurez, la pérdida de una frescura que nos atrapó, que nos fascinaba. Veíamos su relación con Brenda, su resistencia a convertirse en su padre... hasta que ya no pudo más y se rindió.