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The Crimson Petal and The White


Serie muy minoritaria y diría que de culto la que nos ocupa hoy. Aunque ha aparecido últimamente en blogs y en todos ha sido alabada, dudo que llegue a tener la gran repercusión de otras como Downton Abbey. Ojalá me equivoque. Pues no tiene nada que envidiarle. "The Crimson Petal and the White" es, por méritos propios, una de las mejores series de lo que llevamos de año, si no la mejor.

Cuando pude ver por primera vez el avance de esta nueva serie de la BBC, lo primero que me llamó la atención fue la siguiente frase:

"La crítica británica afirmó en su día que el libro era como el que podría haber escrito Charles Dickens si hubiera disfrutado de total libertad de expresión".

Una afirmación atrevida, ya que estamos hablando del genio que nos dejó maravillas como Great Expectations. Pero después de ver la serie que ha inspirado, debo decir que hay mucha verdad en esa afirmación. Personajes marginales que buscan una vida mejor, en una época con muchos claroscuros.

Y ahí, de entre la inmundicia, adentrándonos con recelo, con temor incluso, embriagados, seguiomos al rico heredero William Rackham, casado con una mujer enferma que apenas sale de su habitación, avanzamos dando tumbos entre los deshechos de un Londres victoriano (huelga decir que la recreación de la época es soberbia) en busca de la misteriosa Sugar.


Y pronto estamos frente a esta muchacha, de rostro pálido y sensual cabello rojizo, ojazos azules y unos labios deliciosos, siempre con un mohín de desdén. Son estos labios el reflejo de un alma herida, magullada. Una prostituta como cualquier otra. O no.

La vemos escribir mientras un exhausto Rackham duerme. Palabras de odio. De muerte. De asesinatos, de venganza contra todos los hombres que la han hecho lo que es, que se aprovechan de ella cada día. En su alma no hay lugar para otra cosa. Tras su rostro glacial hay un fuego devastador que la corroe por dentro.

Y desde ese día la vida de estas dos personas estará ligada. Seguir las andanzas de Sugar, sus esfuerzos por aferrarse a Rackham, sus esperanzas, sus éxitos, todo, es un verdadero placer, y lo único negativo es que no podamos (ojalá me equivoque) seguirla más allá del final.


Pero aunque el personaje interpretado de forma magistral por Romola Garai basta para justificar la serie (no perderé de vista sus futuros trabajos), está rodeada en esta su historia de personajes fascinantes que también ayudan a trazar un gran fresco de la época.

Desde el hermano de William, un hombre de iglesia que atisba los placeres terrenales y es consumido por ellos (una acertada metáfora del falso puritanismo), hasta la débil y aterrorizada Agnes. Por no hablar del pequeño Christopher. O de Sophie. O incluso del doctor, tan sutil como brutalmente dibujado en sus escasas apariciones.

Sin embargo, como bien dice Sugar en el maravilloso y a la vez cruel último capítulo, esta historia es "un cuchillo", y como tal nos hiere cuando debe. Pues este es, quizá, el retrato más realista de la época de los que he visto jamás. Realista en todos los sentidos, no tan sólo en la recreación, sino en la mentalidad de los personajes. En las reacciones que estos tiene, en absolutamente todo.

No puedo sino recomendarla enérgicamente, y los que tengáis el placer de disfrutarla, tenéis aquí para debatir y comentarla un enamorado de Sugar, y de cada detalle de esta pequeña joya que es "The Crimson Petal and The White". ¡Os espero!

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