El pasado octubre llegó a nuestras pequeñas pantallas la
esperadísima séptima temporada de Dexter. Largos años acompañando a su oscuro
pasajero en la odisea vital que parecía llegar a su culminación con la última
escena del año pasado, a estas alturas ya hemos visto de todo. Lo mejor
(Trinity), y lo peor (Miguel Prado). La escasa valentía de los guionistas no
daba demasiadas esperanzas, demostrando que si una vez se atrevieron a dar un paso adelante, eran capaces de recular lo necesario para mantener la fórmula. Así pues, sólo quedaba una cosa por ver.
Y llegó ese momento clave. Lo esperábamos con
ansias. Había mil teorías sobre cómo se produciría, sobre sus repercusiones. Todo debía cambiar, los pilares de una vida cimentada en una sangrienta mentira debían no tambalearse, sino desmoronarse por completo aplastando a todos bajo su peso. Una espiral que nos llevara en volandas hacia un final
apoteósico (todo espectador tiene en mente uno).
¿Es eso lo que nos hemos encontrado en los primeros
capítulos de esta penúltima entrega de la serie? ¿Ha dado paso esa crucial escena en la iglesia a la grandiosa y catártica temporada que llevábamos un año esperando? Ojalá….
Ya nos habían dejado con el caramelo en la boca en ese lamentable final que fue el de la quinta, con cierta cortina como gran metáfora de lo que la serie siempre ha podido ser pero nunca se ha atrevido a ser. Hay tanto potencial en Dexter que duele ver lo aburridos que se vuelven muchos capítulos, las tramas estúpidas que se multiplican alrededor de un personaje central tan fascinante como maniatado por la necesidad de que nada cambie. De que el esquema se mantenga. Un esquema que ya está desgastado. No hace falta que en cada capítulo aparezca el asesino de turno, figura de paja que desaparecerá en el océano acompañado de la música y la reflexión pertinente. Dexter podía ser más.
Pero nunca lo ha sido. Nunca ha roto el molde, ni siquiera en su mejor temporada, en la que se asomó a un precipicio que le dio vértigo. No ha vuelto a hacerlo. Ni lo hará, a tenor de lo visto. Y es que desde ese majestuoso final con la escena de la bañera gravada en nuestras retinas para siempre, la serie ha tomado un camino conservador casi traicionando el propio espíritu que la caracterizaba.
Resulta extraño decir que es cobarde o conservadora una serie en la que el protagonista es un asesino en serie con el que muchas veces nos llegamos a identificar, al que entendemos e incluso sufrimos con él cuando están a punto de atraparle (demasiadas veces ya...). Pero en cierto modo lo es. La serie tiene un código y lo sigue a rajatabla, igual que su protagonista. A veces las circunstancias le hacen dudar del código, cuestionarlo e incluso hay amagos de abandonarlo. Pero es demasiado cómodo, demasiado efectivo, y así seguimos, y al parecer, tanto la serie como Dexter
Y es que las primeras dos temporadas rozan la excelencia, eso
pocos lo pueden negar. La irrupción de un personaje como Dexter fue
toda una sorpresa, más que positiva, porque confirmaba la tendencia ya iniciada
por Los Soprano de poner bajo el foco a un antihéroe que no sólo no se
arrepentía de sus crímenes, sino que los justificaba, y casi nos obligaba a
compartir su razonamiento. Eso unido a un notable retrato de un asesino en
serie, con su falta de empatía, su dificultad para reproducir los
comportamientos que para el resto del mundo son innatos. Para rematarlo, una
buena trama, enfrentando a Dexter con su propio reflejo (su hermano) y su
pasado, nos regalaron una primera temporada que sentó las bases para algo
grande.
La segunda fue la confirmación. Aunque visto en perspectiva,
quizá quemaron el mejor cartucho demasiado pronto. Centrar todas las miradas en
Dexter, perseguirle a él, era la culminación de la serie. Pero de todas formas
no me quejaré. Lila, Doakes... cuantos grandes momentos nos dieron. Sinceramente, es la temporada que más disfruté, y
aún hoy diría que es la mejor, empatada con la cuarta y sólo superada por los
últimos tres o cuatro capítulos de ésa.
La tercera, directamente la ignoraré. Huelga de guionistas,
mala historia y malos personajes. Y Miguel Prado. Casi abandono la serie… pero
había demasiado potencial.
Dexter formando una familia, o intentándolo, y su némesis más
trabajada, Trinity, el más complejo y fascinante de todos los personajes que
han pululado por la serie aparte de su protagonista. Esos son los ingredientes
del punto álgido de la serie, su cuarta temporada. Una interpretación magnífica
de un inspiradísimo John Lithgow, y momentazos como el “Hello, Dexter
Morgan” o el final de temporada, lo más arriesgado y lo mejor de la serie, en
realidad, dejaban el listón tan alto que ya no hubo forma de levantarlo.
La quinta y la sexta son mediocres como poco. Sigue siendo
Dexter, ahí en el fondo, pero la seguimos por inercia. Si la serie hubiera sido
así desde el principio, nunca hubiera tenido el éxito que merecidamente
conoció. Historias vacías que no llevan a nada (todas las que protagonizas esos
lamentables secundarios que habitan en la comisaría), personajes que
desaparecen sin dejarnos la menor huella (hijastros, la misma Lumen). Incluso esas visitas al psiquiatra de Debra, y su conclusión. Un
despropósito.
Pero claro, llegó el final de la sexta, y Debra le pilló. Al fin. AL FIN.
Pero claro, llegó el final de la sexta, y Debra le pilló. Al fin. AL FIN.
Para empezar, el primer capítulo. En resumen fue un guiño al
espectador, todo el capítulo parecía que, por enésima vez (hubiera sido ya el
colmo y muchos hubiéramos dejado la serie, aunque le quede nada para acabar),
Dexter se iba a librar, y ni siquiera pillándole con las manos en la masa se
iba a descubrir el pastel. Pero no, supongo que los mismos guionistas sintieron
vergüenza de hacerlo una vez más, y al fin dieron el paso adelante. Quedando
dos temporadas, ya era hora.
Bien, acaba el primer capítulo y al fin Debra no sólo le
pilló, sino que descubre que es un asesino en serie. Pero se lo cargaron todo
en la forma. Por cómo lo descubrió, era imposible dar pie a otra cosa que a esa
espirar de conversaciones insulsas, de ese tira y afloja sin sentido, de esa “rehabilitación”
de pacotilla, y ahora, lentamente, de esa vuelta a la normalidad que ya nadie
pedía.
Sí, todo ha vuelto a la normalidad. Parece mentira, parece
una broma de mal gusto. Con su “caso de la temporada”, una trama que nos
importa un bledo con un malvado, el mítico Tito Pullo de Roma, cuya mera
presencia merecía muchísima más importancia (él es claramente lo mejor de la
serie a día de hoy). Con sus tramas secundarias tan carentes de interés como
siempre: Quinn y su novia stripper, un tipo que hace mucho que sobra en la
serie (¿siempre?), ahora ya directamente estorba, a Batista hasta los
guionistas lo quieren jubilar (es un buen chiste eso del restaurante), Laguerta
debió morir o desaparecer en las primeras temporadas… en fin, seguiría
masacrando a Masuka, Debra y al resto del reparto pero creo que no hace falta.
Lo peor es que ya ni siquiera nos interesa
la historia de Dexter. Va tan perdido como nosotros. Después de cuatro o cinco
capítulos en los que oportunos casos abrieron los ojos a su hermana, que al
final le toleró, ahora está a caballo entre su enfrentamiento con los rusos y
el emparejamiento (nada forzado eh, qué va…) como una belleza rubia que volverá
a la mesa de Dexter más pronto que tarde, y no con eróticas consecuencias. Además, recuerda tanto a la inglesa de la segunda, o incluso a
Lumen en la quinta, pero en descafeinado y sin gracia, que me sorprendería si
llegara a aportar algo en los capítulos que quedan (sí, la foto que he elegido no ayuda a mi teoría...).
A estas alturas, habiéndole pillado Debra,
qué nos puede importar ya. ¿Qué Laguerta llegue a algo con su investigación?
No, la verdad. ¿Que el ruso pueda llegar a matar a alguien importante? No queda
nadie importante en la serie. Personalmente, estoy bastante desencantado con la
que hace años era de mis series favoritas, que me tenía cada lunes enganchado.
Dexter como personaje, como serie y como concepto fue magnífico. Tanto que pasará a la historia junto a nombres como Fox Mulder, Tony Soprano, Gregory House, Jack Bauer… Tanto que quizá se recuerde a Michael C. Hall antes como Dexter que como David Fisher, que no es decir poco.
Me quedo con lo que me fascinó en sus primeras temporadas, con esa cuarta que fue sublime, y con la esperanza de que, cuando ya aparten toda la paja y se centren en el verdadero final, vuelva la serie, y el personaje, que siempre se quedará en nuestra memoria por muchos años que pasen.

Después del último episodio y como se han quitado de encima a cierto personaje que me gustaba bastante (no spoileo por si acaso), el problema principal no son los pésimos secundarios fijos que tiene la serie, es el propio Dexter y enfocar todo a su alrededor. Es decir, el asesino de la temporada es simplemente una vía que crean los guionistas para que Dexter salga de su debate moral del año y pueda evolucionar. Pero no lo hace porque nadie, ni guionistas ni seguidores, quieren que Dexter evolucione. Y ahí está el problema, en que buscar la identificación de Dexter se ha convertido en el principal argumento de la serie y los asesinos cada vez dan menos miedo. En la temporada anterior estaba Travis y la religión, justo cuando Dexter empieza a interesarse por su hijo y su futuro en una escuela católica y se hace amigo de un cura. Así se pierde toda la tensión: Dexter ya se ha visto reflejado en todos los enemigos que ha tenido (comenzando por su hermano y acabando con Miguel Prado, pasando por Trinity), era momento de meter alguien fuerte de verdad, por una vez alguien que Dexter no entendiera y que empiece a cargarse la comisaria. Pero no, otra temporada que ahonda en un personaje que no puede cambiar y cuando lo haga nos defraudará.
ResponderEliminarPD: Yo la serie la divido en las dos primeras temporadas, que estuvieron muy bien (aunque a mi parecer tampoco son grandes), y las otras. Trinity mola un montón, pero a partir de que sustituyeran los flashbacks por el padre fantasma esto no puede funcionar, menudo recurso se sacaron de la manga...
Primero, gracias por el comentario y sobre todo, por la falta de spoilers, porque tengo pendiente el último capítulo y me lo hubiera tragado jaja
ResponderEliminarY a parte de estar bastante de acuerdo con lo que expones (creo que soy más efusivo con las primeras temporadas pero bueno, son detalles), me gustaría remarcar lo lamentable que es el recurso del padre fantasma. Mucho más al haber visto un recurso similar en Six Feet Under, donde se utiliza de forma magnífica (claro que la presencia de Richard Jenkins es difícil de igualar).
En fin, me alegra que coincidamos en que el principal problema de Dexter es que los guionistas jamás se han atrevido a dar el salto... y no tiene pinta que lo hagan.
Un saludo!
Pues madre mía, cuando veas el último episodio me parece que te vas a enfadar aún más, de hecho me gustaría leer tu comentario al respecto, xD. De verdad que aún no entiendo que han querido (o están queriendo) hacer...
ResponderEliminarAún no he visto Six Feet Under, la tengo en pendientes. Veremos ahí que tal está el recurso, porque en Dexter lo dicho, entre relleno y ampliar la voz en off, para eso que no lo hagan.
Que idiotas hablando con opiniones como si su opiniones fueran mas importantes que los demas televidentes o fan de la serie.. Personas como ustedes son las que cagan la serie y para darle su informacion ustedes son pocos y hablan como si fueran muchos... Lastima perder mi tiempo leyendo este asurdo post pensando que hiva a razonar con algo de importancia pero bueh perdi mi tiempo
ResponderEliminarPara OtakuLogan, vi el capítulo que dices y aunque me enfadé, en cierto modo lo entendí. No habían conseguido darle mayor interés a ese personaje, en realidad llegados a ese punto sólo había una solución. Y más queriendo centrar la temporada en cierta rubia (ojo, si la temporada acaba con Debra aceptando esa pareja será lo último que vea de Dexter...). No comentaré nada sobre el nuevo asesino de los incendios, porque ni lo merece.
ResponderEliminarPara Anónimo, una opinión siempre es personal. Además, como digo en algún momento, sé que esta temporada está gustando en general. Mi idea era explicar que a mí me está decepcionando muchísimo, nada más. Creo que he intentado razonarlo, te animo a hacer lo mismo para defenderla ;)
Personalmente me encanta esta serie, igual que Breaking Bad, pero he de reconocer que no pueden estar a la altura de The Wire y Six feet under, porque son estilos totalmente distintos. Es como comparar Crimen y Castigo con El signo de los cuatro.
ResponderEliminarDexter es mejorable, sí, pero un mal episodio de Dexter es el mejor de otras muchas series. Supongo que ese es el motivo por el que la sigues (ad)mirando y no la has abandonado...
Buenas, Miguel Ángel. Claro que tienes razón, Dexter aún en su peor momento es mejor que otras, si no ni me molestaría en verla o en escribir sobre ella. También está el factor de que, después de tantos años, ahora ya quiero ver cómo acaba :)
ResponderEliminarPero ojo, personalmente Breaking Bad me gusta muchísimo más. Tienen algun defecto en común (secundarios que sobran) pero donde Dexter se hunde (valentía), BB se atreve cuando es necesario.
Y aunque parezca lo contrario, no a todo lo comparo con The Wire y SFU! Para que te hagas una idea, las que veo ahora mismo son Homeland, American Horror Story, The Good Wife, Fringe y Sons of Anarchy (de esta última voy por la cuarta). Y Dexter no me gusta, a día de hoy, ni la mitad que el resto. De ahí mi decepción, porque creo que podría superar tranquilamente a la mitad de las nombradas, pero no se atreven...
Un saludo!
Jordi, yo creo que la temporada está mal enfocada: podrían haber comenzado con 4 episodios de aceptación de Deb y meter el personaje de Yvonne y lugar sacar al ruso como enemigo de temporada. Era algo distinto porque no es un asesino de ritual, y aunque los secundarios no importan, cargarse a alguno para poner al límite la situación. De hecho hubiera sido perfecto para que medio pillaran a Dexter.
ResponderEliminarPero para mí el episodio 9 se ha cargado la temporada: ¿quién es ahora el enemigo de la temporada? Nadie, y todos sabemos que las mejores temporadas son las que han tenido villanos remarcables. ¿Y todo para qué, preparar un cliffhanger para la temporada final? A mí no me la cuelan, queda toda una temporada para el final, 12 episodios, que no me vengan con un final "Dexter al límite"... Y ahora quedan 3 episodios que prometen aburrir hasta los 10 minutos finales del 12, con Dexter eliminando a los asesinos de relleno cual primeros episodios de temporada. Y me duele porque la temporada, reitero, me estaba gustando, sobretodo comparada con anteriores y ni que fuera solo por Isaac porque el resto...
Y respecto al comentario de Anónimo, yo es que critico hasta mis series preferidas. Como dice Jordi Dexter podría dar mucho más de sí, no me vale el "confórmate con lo que hay y aún da gracias", son los mismos que han hecho las dos primeras temporadas y la cuarta, sino dan en nivel no es porque no puedan, es porque no quieren, y aunque guste la serie, creo que tengo que expresar mi descontento.