Todavía resuena en mis oídos el estruendo de la última carga. Luego la oscuridad, mientras repito una y otra vez La Palabra. La redención de nuestro antihéroe, al que hemos seguido a través de una cruenta y absurda guerra hasta esta Barcelona sitiada. Hasta este 11 de septiembre de 1714. Con Sant Jordi a la vuelta de la esquina, el movimiento independentista en pleno auge y un referéndum inminente en el horizonte, no se me ocurre mejor momento para la aparición de un libro como éste. Ya hace meses que se publicó, pero el boca a boca me hizo toparme con él hará un par de semanas. Devorarlo es quedarse corto. Y es que Albert Sánchez Piñol ha conseguido algo magnífico. Algo que se puede resumir en una palabra. Épica . Se agradece que alguien nos enseñe que, aunque ahora parezcamos cobardes borregos, alguna vez no lo fuimos. De la mano de Martí Zuriviría, ingeniero formado en Francia por el ingeniero militar Sebatien Bauvan, que se ve involucrado en la que Sánchez Piñol no dud...
I wish I could write you a melody so plain that would hold you dear lady from going insane...