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El poder del perro, el infierno somos todos


Mientras devoraba las páginas de esta monumental obra (monumental en extensión y desde luego en ambición) no dejaba de pensar, sumido en un estado que podría oscilar entre el aturdimiento y la fascinación, que ha llegado un punto en este desatado siglo XXI, en que nos hemos insensibilizado por completo antes hechos que deberían ser intolerables

El poder del perro (Don Winslow, 2005) es la historia de una obsesión. La obsesión de un agente de la DEA, Art Keller, por erradicar, si no el tráfico de droga (una tarea que, después de leer este libro, se antoja hilarante), al menos la cabeza visible. Y mediante la figura de Adán Barrera, el villano de una obra que mucho tiene de western, se materializa y toma forma un mundo difuso y lleno de grises donde policía y delincuentes se entremezclan en un México que lejos del lirismo que podría tener McCarthy, es seco, cruel, frontera y tumba, paraíso e infierno.

En la primera escena, que nos golpea cuando todavía tanteamos el terreno, nuestro protagonista acude al escenario de un crimen. Una familia entera acribillada a balazos. Mujeres. Niños. Una madre todavía abrazando a su bebé destrozado. Esa escena, afirma Don Winslow, que la leyó casualmente en el periódico, le inspiró a escribir las restantes setecientas páginas. En ella, Keller se lamenta. Él lo ha provocado. Cómo, eso se nos muestra con todo lujo de detalles a partir de ese instante.

Un periplo de treinta años. Desde la soleada California donde Nora Hayden se adentra en el turbio mundo de las prostitutas de lujo, a luchas de bandas en los barrios bajos de Nueva York, al gélido pistolero Callan, su ascenso y su huida y su periplo por la húmeda selva en Colombia donde las guerrillas se financian con dinero que avergonzaría al más patriota. El ascenso de dos hermanos. Políticos corruptos y curas honrados con secretos que jamás podrán ver la luz. Torturas y venganza. Y Keller, siempre asomando la cabeza, buscando el resquicio para dinamitarlo todo. Treinta años en los que lo pierde todo, en los que se consume y consume todo a su alrededor. 

Lo que me pregunto después de superar todos los horrores que habitan este libro, después de la corrupción, la bajeza moral, la degradación humana y la pérdida de literalmente todos los valores que significan algo, es lo siguiente. 

¿Cómo puede este libro no despertarnos? Lo que hay aquí es lo que somos realmente como sociedad, lo que permitimos, lo que hacemos, todo lo podrido que hay en el mundo y que esquivamos y no queremos ver. Bueno, aquí está. Sucio, sangriento, cruel. Mirémoslo bien. Esto somos.  



Comentarios

  1. El arte actual es fundamental en la comunidad, tras este cierre de ciclo y el inicio de una nueva década te invito a conocer y apoyar a artistas de la pintura española como Miquel Barceló, Lita Cabellut, Gabino Amaya Cacho, entre muchos otros, apoyemos el arte, el talento. Está bien recordar los cimientos de las artes pero nuestros artistas necesitan apoyo en la actualidad.

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  2. Está guapísimo el libro. Muy bien explicado, me ha gustado mucho este blog.

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